El aire caliente del crepúsculo
Y las primeras sombras
Alojan pesares profundos.
La oscuridad avanza
Como un pozo sin fondo.
Las estructuras roídas del mundo
Se caen a pedazos.
Me pesan los huesos,
Como si la noche me los fuera llenando de plomo
Y el hipnótico silencio del sueño me olvida.
La muerte se agazapa bajo mis pies,
Mis raíces se secan.
El mundo que nazca en ese otro tiempo,
Fresco, silbado,
Me hablará en el lenguaje extraño
Que el invierno no comprende
Aunque las tinieblas abrasadas
Abracen sus semillas.
lunes, 4 de mayo de 2009
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